Viajes con mi perro

Excursiones desde Madrid: Valle de la Barranca

Siempre que paso una temporada menos vital y animada de lo que es costumbre en mí, recuerdo la explicación tan graciosa que Orson Welles, el famoso escritor, director de cine y actor estadounidense, daba en su autobiografía sobre su supuesta genialidad.

Leí el libro hace muchos años, pero creo recordar que lo que el famoso director de cine contaba es que en realidad él había tenido que hacer cosas geniales simplemente para responder de algún modo a las expectativas que sobre él se habían forjado en ese sentido. Y contaba una anécdota según la cual cuando él era apenas un bebé su familia recibió la visita de un médico para atenderlo de la enfermedad que le aquejaba esos días. Siempre según su relato cuando el médico se acercó a su cuna para explorarlo él pronunció la frase los medicamentos son perjudiciales para la salud lo que hizo que toda su familia y el propio médico que le atendía exclamasen ¡es un genio!! ¡es un genio!!!… Según él a partir de ese día tuvo que hacer cosas geniales para responder a esa imagen.

No sé si recuerdo bien la anécdota o el paso de los años me ha hecho modificarla, pero lo cierto es que en mi caso son tantas las veces que he oído hablar a mis amigos, familiares y conocidos sobre mi carácter fuerte, optimista, positivo y vitalista que ya no sé si realmente soy así o simplemente intento responder con mi actitud a esa imagen.

Y si me he acordado de todo esto es por qué sin una causa definida acabo de pasar una temporada más bien baja de ánimo que supongo extrañaría a toda la gente que tiene la idea de mí como alguien inasequible al desaliento. Con ese estado a cuestas, convencí a unos amigos que también acababan de vivir unos días con tensiones y preocupaciones para hacer una excursión por las afueras de Madrid en la seguridad de que supondría el mejor de los tratamientos para nuestro atribulado ánimo.


El sitio elegido es el Valle de la Barranca en pleno parque regional de la Cuenca Alta del Manzanares y el día, un luminoso y soleado domingo de finales de Octubre. El valle se encuentra situado a los pies de la Maliciosa y la Bola del Mundo. Nosotros vamos por la carretera de Colmenar y poco después de atravesar la rotonda de entrada a la población de Navacerrada tomamos una carretera que nos conduce a un parking y al Hotel la Barranca.

De camino vemos un horrible edificio abandonado que al parecer fue, según nos explicó más tarde una excursionista, residencia para disminuidos psíquicos y también hospital para tuberculosos.





Nada más bajar del coche y antes de dirigirme a la pista forestal que sale desde el hotel para empezar nuestra excursión, me dirigí a la recepción del Hotel La Barranca con Cooper pues me habían dicho que aceptaban perros y quería comprobar que era cierto. El hotel tiene un aire que recuerda a hoteles de los años 50, un tanto anticuado y con un par de salones muy grandes. Uno con chimenea, los dos con bonitos ventanales, los dos también en el primer piso donde está la recepción.
La señora que me atiende me aclara que solo aceptan perros pequeños, pero al poco tiempo de nuestra conversación y al observar la actitud apacible y tranquila de Cooper cambia de opinión y me dice que si finalmente decido ir a pasar allí una noche podría ir en su compañía.


Después de esta breve incursión en el hotel empezamos nuestra caminata. Al principio de la pista hay una verja para que no pasen los coches y un cartel bien grande que indica que los perros deben ir atados. Caminamos 1Km más o menos hasta llegar el Área recreativa de las Vueltas donde hay mesas y bancos para comer.


Toda esa zona estaba llena de gente, muchos de ellos cogiendo setas, pero en cuanto nos adentramos más hacia el bosque de pinos silvestres fuimos quedándonos prácticamente solos. Fue a partir de ese momento que decidí soltar a Cooper. Y así caminamos durante al menos un par de horas siempre muy cerca del río Samburiel, afluente del Manzanares remansado en dos pequeñas presas que vimos al principio de nuestro paseo. Río en el que por supuesto Cooper no dudó en bañarse en varias ocasiones.


La idea era alcanzar el Mirador de las Canchas desde el que parece ser que hay una bonita vista de la Bola del Mundo y la Maliciosa, pero nosotros dimos la vuelta cuando estábamos a un cuarto de hora más o menos de dicho mirador pues nos dimos cuenta que nos habíamos olvidado los bocadillos en Madrid y puesto que eran ya las 16h pasadas decidimos iniciar el descenso para tomar algo en el pueblo de Navacerrada.






El pueblo de Navacerrada está a 52 km de Madrid y a 1200 metros de altitud sobre un embalse que lleva el mismo nombre. Supongo que es por su cercanía a Madrid y porque su población aumenta de manera notable en el verano que hay cantidad de bares y restaurantes que ese día estaban con sus terrazas llenas. Nosotros fuimos directamente a un restaurante italiano que se llama Rompicapo. Dada la hora lo único que pudo ofrecernos el dueño fue hacernos unas pizzas deliciosas que nos tomamos en un banco de un placita que hay enfrente. De todos modos, habían cerrado la terraza hacía un par de semanas así es que no hubiésemos podido comer allí aunque hubiésemos llegado antes ya que, como es natural, no está permitida la entrada de perros al interior del restaurante.


Y por fin, tras la comida, nos acercamos al embalse que estaba a esa hora precioso pues empezaba a atardecer y había una luz maravillosa. Ni que decir tiene que Cooper volvió a bañarse.



Y de este modo terminó nuestra excursión que, al menos en mi caso, cumplió el efecto terapéutico deseado…

Hotel la Barranca.
Valle de la Barranca s/n
Navacerrada (Madrid)
Teléfono 91 856 0000.
www.hotellabarranca.com
Sólo aceptan perros pequeños o grandes si son tranquilos.

2 comentarios

  1. Me encanta tu blog!!!!
    Gran cambio! y fotos muy muy bonitas! Se nota que eres amante de la
    naturaleza!!!
    Besos
    MARIA (La de Pipa)

    Atentamente,
    María |

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  2. Relatos y fotos muy personales. ¡Nos encanta!

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