La Posada La Lobera es como una casa de cuento. O al menos eso es lo que me pareció a mí nada más verla al bajar del coche que había aparcado en el pequeño parking que tiene el hotel a la entrada.

En realidad, desde que entré en Cantabria en dirección a un pueblecito llamado Arroyo procedente de Sebúlcor (Segovia) donde había pasado la noche anterior, todo el entorno me pareció como el decorado de un cuento. El paisaje completamente nevado en un día lleno de luz y de sol confería a todo el entorno un ambiente mágico.



Atravesé fascinada el puerto de Pozazal que es un puerto de montaña que se encuentra entre la provincia de Palencia y la comunidad de Cantabria. El puerto va encajonado entre montañas formando un profundo valle. Constituye la principal conexión entre la meseta y Cantabria.


Había muchas manadas de caballos de aspecto parecido a los asturcones asturianos y aunque me detuve a contemplar el paisaje e intentar hacerles una foto de cerca, no conseguí hacer ninguna que fuese de mil agrado.



Cuando, por fin, llegué a la Posada la Lobera y observé que tiene una bonita terraza en la entrada decidí que iba a pasar allí las próximas dos horas disfrutando de un día soleado como aquel. Y así lo hice en cuanto dejé la maleta en mi habitación. Y es que con estas escapadas que me regalo de vez en cuando lo que busco no es sólo conocer España, sino también vivir momentos de esos en los que consigo de algún modo detener el tiempo. Sentada allí conseguí detener el monólogo interior que todos mantenemos con nosotros mismos y por unas horas olvidar todo tipo de tribulaciones, las propias y las ajenas.



Cooper por su parte se mostró fascinado con la nieve con la que jugaba como si hubiese vuelto a sus tiempos de cachorro. Jugamos un rato con una pelota que llevaba en el coche y así llegamos a las 18h  en que empezó a bajar la temperatura ambiental por lo que decidí que era el momento de dar un paseo por Arroyo.




Arroyo es una localidad del municipio de las Rozas de Valdearroyo situado al borde del embalse del Ebro. En esta localidad se encuentra precisamente la presa de dicho embalse. Y fue hasta allí donde fuimos caminando Cooper y yo entre paisajes que parecían de ensueño a la hora del atardecer que es la que más me gusta de todo el día.


Cuando llegué a la presa me encontré con un par de parejas que eran de Cantabria y que me estuvieron hablando de sitios de mucho interés para visitar por la zona, como el balneario de Corconte (http://www.balneariodecorconte.es/) donde, por cierto, se admiten mascotas.

Tras despedirnos me dirigí al único bar del pueblo para cenar pues los dueños de La Lobera me habían informado que los domingos no daban cenas. No me dejaron entrar con Cooper al bar por eso me tomé fuera el sandwich y las croquetas que pedí mientras charlaba con un señor y su familia que estaban con un precioso golden con el que estaban encantados por su bondad y apacibilidad.

Me enseñaron las fotos que acaban de hacer del castillo de Argüeso en la localidad del mismo nombre y que venían de visitar. El castillo aparecía en las fotos imponente en lo alto de una loma entre el paisaje nevado-fue declarado Bien de Interés Cultural en 1983-y aunque está a tan solo 21 Km de Arroyo no me animé acercarme a visitarlo pues me dió miedo acercarme tan tarde debido a la nieve.


Cuando por fin regresamos a La Lobera era ya de noche. Cooper estaba sencillamente impresentable, mojado y lleno de tierra, así es que hice el camino de vuelta un tanto preocupada acerca de que iba hacer para entrar el hotel sin ensuciarlo. Afortunadamente viajaba con una toalla vieja que extendí en el suelo frente a la chimenea y dado que estaba muy agotado se tumbó encima a dormir hasta que quedó seco. Yo aproveché para ver en la TV el programa Salvados de la Sexta de Jordi Évole en compañía del dueño del hotel y después me retiré a mi habitación.

El hotel tiene en la planta baja un salón comedor muy agradable con chimenea y en el primer piso nueve habitaciones que según parece están decoradas cada una de manera distinta. Encontré la mía muy acogedora.

Nacimiento del río Ebro. Y a la mañana siguiente tras el desayuno me dirigí a Fontibre que es una localidad situada a 17 Km aproximadamente de Arroyo y que es famosa por haberse ubicada en ella el nacimiento del río Ebro.

Nos dimos un agradable paseo por Fontibre, pero había zonas, sobre todo las que estaban cerca del río, en los que la nieve estaba helada lo que hacía prácticamente intransitable el camino, así es que tras un agradable paseo por el pueblecito, decidí volver al coche y seguir mi camino hacia Gijón. Eso sí con la intención de volver algún día a esta zona en la que todavía me quedan tantos sitios por conocer como la propia Reinosa y sobre todo, el parque Natural de Saja Besaya que está muy cerca de Reinosa y que espero poder visitar algún día no muy lejano.




Posada La Lobera. Tfnos. 942 773164/ 615 864 221.
www.lalobera.com
No cobran suplemento por el perro.

Fue escuchar al hombre del tiempo decir que se acercaba un fin de semana anticiclónico y saltar del sofá para preparar las maletas y reservar los hoteles en Sepúlveda y Reinosa, las dos localidades donde pensaba pasar las dos noches siguientes camino de mi viaje a Gijón.