Sin lugar a dudas el verano del 2015 quedará guardado en mi memoria como uno de los veranos más tristes de mi vida, pues fue a primeros de Julio que sufrí la experiencia devastadora de la muerte de un ser querido. Si este hecho ya resulta en sí mismo suficientemente doloroso, diversas circunstancias que rodearon a ese acontecimiento me sumieron en un estado de abatimiento cercano a la depresión.
No vayas a mi tumba y llores
pues no estoy ahí.
Yo no duermo.
Soy un millar de vientos que soplan,
el brillo de un diamante en la nieve,
la luz del sol sobre el grano maduro,
la suave lluvia del verano.
En el silencio delicado del amanecer
soy un ave rápida en vuelo.
No vayas a mi tumba y llores,
no estoy ahí,
yo no morí.
Soy un millar de vientos que soplan,
el brillo de un diamante en la nieve,
la luz del sol sobre el grano maduro,
la suave lluvia del verano.
En el silencio delicado del amanecer
soy un ave rápida en vuelo.
No vayas a mi tumba y llores,
no estoy ahí,
yo no morí.
Por esa razón, cuando una amiga de la infancia me invitó a pasar unos días en su casa de campo en el concejo de Muros de Nalón, no dudé en aceptar su invitación. Dado mi estado de abatimiento mi idea inicial era descansar y no salir de su casa en esos días, pero ya allí unos conocidos de mi amiga me informaron que había un par de playas por la zona que admitían perros así es que decidimos acercarnos a comprobarlo in situ.
Las dos piscinas de agua salada de San Esteban en la margen izquierda de la desembocadura del río Nalón. Al fondo, la playa de los Quebrantos. |
Al día siguiente, nos dirigimos al Mirador del Espíritu Santo donde se encuentra la ermita del mismo nombre. Desde el mirador se puede contemplar todo el litoral que la rodea y desde ahí parte un sendero que une dicho mirador con la Playa del Aguilar, la más famosa del concejo. En realidad, la senda que en su totalidad mide 6.3 km, se inicia en San Esteban de Pravia, atraviesa la villa y se adentra en el Conjunto Histórico Industrial del Puerto de San Esteban que fue hasta mediados del siglo XIX el mayor puerto de carbón del Cantábrico.
Pero como digo, nosotras tomamos la senda en el mirador al que subimos en coche y a unos metros del cual hay un área recreativa de la que me cuidé muy mucho de alejar a Cooper pues había gente comiendo y él tiene la mala costumbre de no respetar la comida ajena...
El camino transcurre por un sendero muy bonito y llano atravesando bosques de pino y eucalipto y por momentos se pueden disfrutar de espectaculares vistas sobre el mar. Se alcanza primero un área de descanso y después el Mirador de la Atalaya donde nos detuvimos a descansar un rato y desde donde se divisa una hermosa panorámica hacia al oeste que termina en el Faro de Vidio.
En la senda hay varias bajadas a diferente playas, una de ellas a la Playa de las Llanas a la que si se puede bajar con perro no porque esté explícitamente permitido sino porque en ella no hay equipo de salvamento y además tiene una bajada con un fuerte desnivel, por lo que no creo que ni los policías se animen a bajar para multar a nadie. Fue esta circunstancia la que nos desanimó a llegar hasta la playa, hacia mucho calor y empezaba hacerse tarde para comer, así es que volvimos sobre nuestros pasos y decidimos dejar la bajada a la playa para otra ocasión.
Bajada a la Playa de las Llanas. |
También conocí en la Playa de la Beciella a una propietaria de un labrador que me dijo que estaba alojada y encantada en el Hotel Migal en Cué, cerca de Llanes.
Antes de regresar a Gijón también tuve ocasión de dar un paseo paseo por Muros de Nalón donde en el siglo XIX destacó la Colonia Artística de Muros ligada a los pintores Tomás García San Pedro y al alcarreño Casto Plasencia. Parece ser que este último fue invitado por el primero a pasar el verano de 1884 en la finca La Pumariega, propiedad de sus padres, y se enamoró del paisaje y la luz de esta zona repitiendo estancia en sucesivas ocasiones en compañía de artistas y pintores de la época.
En 1890 se disolvió con carácter oficial el grupo debido a la inesperada muerte de Plasencia en mayo de ese año, aunque la fama de La Pumariega como foco de reunión artística se prolongaría todavía durante años tras recibir la visita de pintores de la talla de Cecilio Plá, Juan Antonio Benlliure o Joaquín Sorolla.
Esta experiencia así como la de la Escuela de Bidasoa del País Vasco o la de Alcalá de Guadaira en Andalucía, seguían el ejemplo de la famosísima Escuela de Barbizon en Fontainebleau en las afueras de París.
Transcurridos unos días y ya en Gijón, recibí la visita de una amiga de Madrid con la que hice un par de excursiones. La primera de ellas a una de las zonas de costa que más me gusta de Asturias que es la que va desde la Playa de la Isla en Colunga hasta la Playa del Arenal de Morís. La excursión se convirtió también en parte, en la búsqueda de Playa de la Beciella donde me habían dicho que podría bajar con Cooper por no disponer de servicio de socorrismo.
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Dejamos el coche aparcado en el parking de la Playa de la Espasa donde no está permitido la bajada con perros y tomamos un precioso sendero que en sí mismo ya merece la pena, con el Sueve a un lado y el mar a otro, atravesando praderas hasta llegar a una playa donde vimos gente con perro y a la que no dudamos en bajar y en donde desemboca el Río de los Romeros lo cual resulta comodísimo para disponer de agua dulce para los perros.
Más tarde en La Isla, nos dijeron que se llamaba la Playa de los Romeros y que la de al lado a la que nos trasladamos más tarde ya que había más arena, es la de la Beciella.
La verdad es que a mi no me quedó claro cual es el nombre de cada cual, pero lo importante es que pasamos casi toda la tarde disfrutando de la playa sin el menor problema por estar en compañía de Cooper.
Regresando de la Playa de la Beciella. |
El paisaje desde la senda nos pareció maravillosa con El Sueve al fondo y el verde del campo fundiéndose con el mar. No la hicimos entera, sin embargo, pues hubo un momento en que se estrecha tanto que a mi mi dio miedo que Cooper diese un traspiés y se cayese al mar, así es que volvemos a dar un paseo por el pueblo para regresar después a Gijón.
Como curiosidad comentar que al principio de la senda hay unas trincheras de la guerra civil cuyo descubrimiento aparece reseñado en el periódico local de Gijón, El Comercio:
http://www.elcomercio.es/v/20140115/oriente/vestigios-guerra-civil-isla-20140115.html
De los dos dos días que a mi amiga todavía le quedan en Gijón, uno lo dedicamos a descansar y disfrutar de la Playa de San Lorenzo para más tarde subir en coche hasta La Providencia y darnos un paseo por las inmediaciones de la Playa de Peñarrubia donde no suele haber problemas para ir con perro y por la de Serín que al no contar con equipo de salvamento y tener una bajada muy empinada, también se puede ir con perro sin problema.
Unos días más tarde leo en el periódico que el Ayuntamiento de Gijón ha aprobado habilitar una playa para los perros el próximo verano y que se baraja precisamente la de Serín como candidata; espero que se apruebe la otra propuesta que es la de la escalera 24 de la Playa de San Lorenzo de acceso mucho más cómodo.
Playa de Serín. |
Iglesia de Valdediós. |
Para llegar a este puerto tenemos que recorrer la carretera Villaviciosa- El Puntal que a mi me encanta y quizás para prolongar un poco más el placer de contemplar un paisaje que me resulta tan bonito, quizás para complacer a Cooper, bajamos del coche un momento para que se pueda dar un baño...
Cooper en la Ría de Villaviciosa. |
El Puerto de Tazones. |
Tazones consta de dos barrios, el de San Miguel y San Roque, declarados desde 1991 Conjunto Histórico Artístico. Tiene una pequeña playa en cuyo pedrero pueden verse huellas de dinosaurio.
Conserva sus calles empedradas, pero quizás su mayor encanto radique en la disposición de sus casas en posición escalonada en la ladera de una atalaya sobre la vertiente de dos montes y en el colorido de sus casas enfoscadas en blanco, pero con sus ventanas, puertas y corredores pintados de vistosos colores.
Importante puerto ballenero en el pasado, Tazones es famoso por haber sido el lugar donde el Rey Carlos I de España y V de Alemania, pisó por primera vez tierra española procedente de Flandes. Sus barcos fondearon frente al Puerto de Tazones tras haber sido desviados por una tormenta. Al no haber hospedaje a la altura de personajes tan ilustres, el rey junto con su hermana la Infanta Leonor y su séquito fueron trasladados a Villaviciosa desde donde más tarde proseguirían su viaje.
Precisamente durante la parada que hicimos unas horas antes en Villaviciosa pude ver el Monumento a Carlos I inagurado en 1970 para recordar su paso por estas tierras. El relieve del pedestal representa el momento en que Carlos I deja atrás la nave real en el Puerto de Tazones y se dirige en falúa por la ría hacia Villaviciosa. En la base del pedestal aparece el escudo del emperador representado por un águila bicéfala que también es el escudo de Villaviciosa desde 1864.
También estuvimos en la Casa de los Hevia del S.XVI, famosa por haber sido el lugar en que se le dio acogida al emperador en su primer viaje a la península para hacerse cargo de los Reinos de Castilla y Aragón pues en ese inmueble se encuentra la Oficina de Información y Turismo donde entramos a pedir un plano.
Palacio de los Caveda |
Creo, por cierto, que después del paseo que nos dimos por el casco histórico de Villaviciosa, mi amiga cambió de opinión sobre la villa.
Palacio de los Valdés. |
Pero con todo lo agradable que resultó toda la excursión que hicimos es día, para mí el momento mejor del día, fue el rato que pasamos después de nuestra comida en Tazones en El Puntal situado en la desembocadura de la ría y a una distancia de 4,4 Km. de Tazones. Dimos primero un paseo por el puerto deportivo y tomamos un café en la terraza del Restaurante El Moreno que, por cierto, ganó el concurso a la mejor fabada del mundo en el 2012, para después sentamos en una rampa a contemplar a Cooper pegarse otro baño.
Restaurante El Moreno. |
Había muy poca gente y se respiraba una paz y tranquilidad a las que era imposible sustraerse...me quedé allí contemplando los vanos intentos de Cooper de pescar alguno de los pececillos que nadaban en la orilla y el movimiento de alguna embarcación y volví a vivir plenamente en el presente sin la menor sombra de pasado o futuro.
Desgraciadamente existe una cosa que se llama móvil que me sacó de mi momento de "iluminación" debido a una llamada que no ofrecía duda: tenía que regresar a Gijón. Así es que renunciamos a dar un paseo en un barco de alquiler por la ría-nos habían informado que Cooper podría acompañarnos en el paseo-y regresamos a Gijón.
Hoteles que admiten perros:
En San Esteban de Pravia:
Casa de la Administración
Teléfono 985 580 123
En Muros de Nalón:
Hotel Coto del Pomar
Teléfono 985 583 425
En Villaviciosa:
La Corte de Lugás
Teléfono 985 890 203
En La Isla:
Hotel Bahía
Teléfono 985 852 032