Me gustaría escribir frases poéticas del tipo "toda la naturaleza estaba alegre y sonreía", pero cuando me despierto la mañana del 25 de Junio todavía en el hotel Gudamendi de San Sebastián me encuentro con un día desapacible y gris que me produce, sin poder evitarlo, algo parecido a la congoja. El viento emite unos rugidos tales que parece presagiar más el comienzo del invierno que los días dulces y apacibles del verano.
Por momentos pienso en desistir de acercarme a mi próximo destino, Bilbao, pero decido que es una pena que me desanime de hacer tal visita cuando estoy apenas a una hora de esta ciudad. Eso sin contar con que tengo reservada una habitación en el hotel Ercilla y no creo que me permitan anular dicha reserva sin algún tipo de penalización económica.
Por otra parte, en cuanto comienzo el viaje empieza a despejarse el día, lo que me anima a abandonar la autopista y coger la salida a Deba- Mutriku pues me apetecía conocer esta última localidad. La carretera es estrecha, con curvas y unas vistas muy bonitas.
Rebaso Deba pero cuando me voy acercando a Mutriku enseguida empiezo a considerar un error haber tomada esa decisión que alarga el viaje para acercarme a un sitio que en nada se parece a lo que había imaginado. Es cierto que desde lo alto de la carretera Mutriku promete pero así todo no me encuentro con el puerto que esperaba, el tipíco puerto pesquero recogido y pequeño tipo Tazones (Asturias) con terracitas donde ya me imaginaba tomando algo antes de proseguir mi viaje a Bilbao.
Pero lo que me encuentro es un pueblo grande con edificios de esos que resultan un completo atentado al buen gusto y el sentido común, así es que decido continuar el viaje sin detenerme en el puerto que es lo único que me parece bonito.
El horrible edificio que preside el puerto de Mutriku. |
Así, pues, llego a Bilbao con algo de retraso sobre el horario previsto y encima y por primera vez en este viaje, me pierdo lo que hace que haga un tour por la ciudad que consigue irritarme un poco.
De todos modos por hacerle justicia tengo que añadir que está muy céntrico, que el personal es muy amable y que dejan moverse a Cooper con total libertad por el hotel.
Por otro lado, decido mirar el lado bueno de las cosas y aprovechar las horas que voy a pasar aquí de la mejor manera posible, para lo cual y como primera medida, me acerco con Cooper a un parque cercano, el Parque Casilda Iturrizar, inagurado en 1920 después de que dicha señora cediese al Ayuntamiento los jardines sobre los que se asienta. En el mismo parque se encuentra El Museo de Bellas Artes.
En el parque me encuentro con una exposición al aire libre de siete esculturas del artista inglés Henry Moore.
Tomo la peatonal calle Ercilla donde se encuentran expuestas de modo permanente tres grandes esculturas del escultor valenciano Manolo Valdés de sus series inspiradas en las Meninas y llego hasta la plaza Federico Moyúa que fue alcalde de Bilbao y uno de los responsables del Bilbao moderno impulsor de muchas infraestructuras. Allí me encuentro con los accesos al metro diseñados por Norman Foster("Los fosterritos"). Siento no poder visitar la obra del metro por dentro pero obviamente sé que no me van a dejar bajar con Cooper.
La plaza de Federico Moyúa está atravesada por la Gran Vía de Don Diego López de Haro conocida por la Gran Vía una de las principales calles de Bilbao y donde se encuentran numerosos comercios e instituciones públicas como el Palacio de la Diputación Foral de Vizcaya. La calle es todo animación, ruido, bullicio, algarabía.
Perro vagabundo en la Gran Vía. |
El Casco Viejo también llamado Las Siete Calles es el barrio más antiguo de la ciudad, a esas horas está también animadísimo.
Llego a la plaza donde se encuentra la Catedral Basílica de Santiago, la rodeo dando un paseo, pero empiezo a notar que Cooper se va parando delante de cada terracita en un gesto que no ofrece dudas, quiere que nos sentemos a descansar. Así es que tras dudar entre varios bares acabo por decidirme por uno que más tarde descubro que por extrañas casualidades de la vida está en la¡¡calle del Perro!!
Iglesia de los Santos Juanes en el casco Viejo. |
El hotel permite dejar al perro solo en la habitación, lo que hubiese sido lo indicado para poder visitar el museo por dentro pero hace rato que he renunciado a dicha visita pues sé que no me va a dar tiempo a dejar a Cooper en el hotel y volver sola antes de que lo cierren.
Recuerdo que cuando lo visité por primera vez me encantaron unas estructuras metálicas curvas de Richard Serra que se llama La materia del tiempo. Estos días hay una exposición temporal dedicada a Braque.
Puppy la escultura que preside la entrada principal al Museo Guggenheim. |
A la izquierda hay unas escaleras exteriores que descienden a un paseo al lado de la ría de Bilbao y son precisamente las que desciendo para tener otra visión diferente del museo.
Mamá de Louise Bourgeois. |
Pero mi alegría se desvanece cuando llego al hotel y compruebo que he perdido o me han robado, el móvil. Así es que a la mañana siguiente sólo quiero irme de Bilbao que, por razones obvias, deja en mí un recuerdo agridulce. Y verme cuanto antes paseando con Cooper por el campo para sentirme como si fuese el protagonista del poema "Sensación" del autor francés Arthur Rimbaud (1854-1891).
Por eso nada más llegar a Gijón tras un viaje apacible y tranquilo, es precisamente eso lo que hago, ir a dar un paseo con Cooper por el campo, exactamente por Deva que se encuentra a pocos Kms de la ciudad.
Sensación. Arthur Rimbaud.
En los atardeceres azules de verano iré por los senderos,
picoteando por el trigo, a pisar la hierba menuda:
soñador, sentiré su frescura bajo mis pies.
Dejaré que el viento bañe mi cabeza desnuda.
No hablaré ni pensaré nada,
pero el amor infinito ascenderá en mi alma,
e iré lejos, muy lejos, igual que un bohemio,
por la Naturaleza, feliz como junto a una mujer.
Piden suplemento por el perro.
Hotel Lopez de Haro Ercilla.
Calle Obispo Urueta, 2. 48099 Bilbao.
Teléfono 944 235500.
http://www.hotellopezdeharo.com/es