Viajes con mi perro

Hotel La Posada Regia. León.

En un día luminoso de finales de noviembre inicio en compañía de Cooper un nuevo viaje a Gijón. Esta vez voy hacer una parada en León, una ciudad que conozco bien, pero en la que tengo deseos de detenerme, para volver a ver a unos viejos amigos en cuya compañía he pasado muy buenos momentos hace tiempo. Demasiado.


No me ha resultado fácil encontrar un hotel que admitan perros en León. Por supuesto, está la opción de quedarme en casa de mis amigos, pero ellos tienen un perro algo territorial y, al final, opto por dormir en el Hotel La Posada Regia.



El hotel tiene una situación muy céntrica en pleno Barrio Húmedo, en una calle perpendicular a la Calle Ancha, muy cerca por lo tanto de la Plaza de Santo Domingo y de los dos palacios que se encuentran en el entorno de dicha plaza, el Palacio de los Guzmanes comenzado a construir en 1560 bajo la dirección de Rodrigo Gil de Hontañón y la casa de Botines de estilo neogótico de Antonio Gaudí .

Palacio de los Guzmanes.
Además de su situación privilegiada, en el hotel me sentí muy a gusto. Decorado en estilo rústico me resultó familiar y acogedor.

Casa Botines.
El edificio más importante de la ciudad, aparte por supuesto de la Catedral de Santa María de estilo gótico, es la Colegiata de San Isidoro adosada a uno de los paños que se conservan de la muralla romana. La colegiata constituye uno de los ejemplos de arte románico más importantes de España.


Recuerdo muy bien como me impresionó, cuando la visité hace años, el Panteón de los Reyes de León conocido como la Capilla Sixtina del Arte Románico. Es impresionante la decoración pictórica del SXII que desarrolla escenas bíblicas, mitológicas y de la vida cotidiana medieval. Pero en esta visita no tengo previsto volver a visitarla, me conformaré con ver a mis amigos y callejear un poco sin rumbo fijo por la ciudad.


En cuanto a la Catedral de Santa Maria empezó a construirse bajo el mandato de Alfonso X el Sabio a mediados del siglo XIII. El gran tesoro de la catedral son las vidrieras. En total 1800 metros cuadrados incluyendo tres grandes rosetones. El rosetón occidental mide 8 metros de diámetro, es un de los más antiguos del templo y fue realizado en el siglo XIII.


Cuando llego a León ya está oscureciendo, así es que me limito a dar un paseo hasta la porticada Plaza Mayor en torno a la cual hay un montón de bares, cafés, mansiones y antiguas iglesias. La Plaza Mayor se finalizó en 1677 y está presidida por el edificio del consistorio de estilo barroco.

De camino a la Plaza Mayor, paso por delante de muchos edificios interesantes.


Iglesia del Palat del Rey.



Uno de los que más me gusta es el Palacio de los Condes de Luna.


Desde la Plaza Mayor, me acerco a la catedral que me parece maravillosa. Justo enfrente está una Oficina de Información y Turismo y una chocolatería, la Chocolatería la Más Bonita, donde me tomo un chocolate exquisito con un bizcocho casero. Y desde ahí me voy a la habitación a descansar y llamar a mis amigos para avisarles de que ya he llegado.



Cuando pasado un rato bajo a su encuentro me sorprende descubrir tanta animación en la Calle Ancha. Desde una esquina cercana al hotel, me llega el sonido de un violín. La melodía que suena es la de la banda sonora que John Williams compuso para la película La lista de Shindler(1993) de Steven Spielberg:  http://www.youtube.com/watch?v=buCyYnOhIfk .

Si esa melodía suele emocionarme por sí misma, en esta ocasión al asociarla con la persona que más quiero en este mundo, ya que hace tiempo solía tocarla, provoca en mi una extraña conmoción.Y de pronto, esa música y la animación de la calle tuvieron el poderme de devolverme al río de la vida del que me sentí algo alejada en estos últimos tiempos-empiezo a pensar si estoy baja de hierro- en que me sentí más triste y desanimada de lo que es habitual en mí.

Recuerdo que pensé-ya sé que es una tontería-que igual esta parada en León tenía como objeto sacarme de esta fase de crisis en la que me he instalado últimamente. Y es que apenas desciendo del coche para dejar mi equipaje en el hotel, observo en el escaparate de la tienda que hay enfrente, el cartel que copio a continuación y que no puedo menos que interpretar como una especie de señal. Una señal ya que unas horas antes le había estado comentando a una amiga que para mí las épocas de crisis eran épocas de más creatividad y crecimiento que las épocas en que todo parece ir sobre ruedas. Por eso, me dejó atónita leer el citado cartel que rezaba así:


En cuanto al encuentro con mis amigos resultó de lo más agradable. Nos encontramos frente a la catedral y a continuación nos damos un paseo por el Barrio Romántico; me encantó comprobar que el cariño sigue intacto y nuestra conversación transcurre como si no hubiesen pasado un montón de años desde la última vez que nos habíamos visto. Quizás por ello recordé la frase con la que según la leyenda Fray Luis de León empezó sus clases en la Universidad de Salamanca, tras 5 años encarcelado por la Inquisición…"Como decíamos ayer…"

Esa noche duermo plácidamente y sospecho que Cooper, que da muestras de agotamiento, también. Me despierto temprano y como en el hotel me han advertido varias veces que no está permitido dejar al perro solo en la habitación, me visto con la idea de ir a desayunar a una cafetería en la que se puede entrar con perro y que se llama Cafetería Noa. Pero al pasar por delante de la cafetería del hotel y encontrarla vacía en esos momentos, le pregunto a la chica que atiende la recepción- todo el personal del hotel es muy amable-si puedo dejar a Cooper con ella mientras desayuno. La chica accede encantada.

Y tras el desayuno salgo a dar un paseo sin rumbo fijo que me lleva otra vez a la Plaza Mayor atravesando la Plaza de San Martín que es el núcleo del Barrio Húmedo, y a continuación a la Catedral y a San Isidoro.







Después me acerco hasta el Hostal de San Marcos situado junto al Río Bernesga y el puente medieval de San Marcos.







La monumental fachada plateresca que hoy preside el edificio, se levantó en el S.XVI, terminándose las obras en el S.XVIII con la incorporación de un cuerpo barroco a la fachada plateresca adornada con conchas. Hoy es un hotel de lujo.

Y de ahí regreso al hotel primero por un camino agradabilísimo que hay al lado del Río Bernesga y más tarde por la Calle Ordoño II. Ahora ya solo me queda pagar y recoger el coche. Como el hotel está en una zona peatonal, al hacer la reserva, me dieron la opción de dejar el coche en un una aparcamiento que hay apenas a unos metros, opción que a mí me resulta de lo más cómoda. En cuanto pago la factura, recojo el coche y enseguida me pongo otra vez en carretera.


Poco a poco me voy alejando de León pensando en lo bonito que está, tan limpio y agradable, con tantas calles peatonalizadas y tantos monumentos de interés. Otra cosa que me gusta mucho, es la cantidad de bares y cafeterías decorados con gusto y no en plan hortera con sillas de plástico y tubos fluorescentes.


Y más tarde, y sin poder evitarlo vuelvo a ponerme nostálgica al recordar muchos de los momentos compartidos con mis amigos hace años…

Supongo que no es casual que esa noche, ya en Gijón, elija para leer antes de dormir, los siguientes poemas del periodista y poeta estadounidense(1819-1892) Walt Whitman: .

DESPUÉS DEL DESLUMBRAMIENTO DEL DÍA

Después del deslumbramiento del día,
Sólo la obscura, obscura noche muestra a mis ojos las estre-
        llas;
Después del estruendo del órgano majestuoso, o del coro, o
        de la orquesta perfecta,
Silenciosa, a través de mi alma, vibra la verdadera sinfonía.


DÍAS TRANQUILOS

No son solo los del amor feliz,
Ni los de la riqueza, ni los de la edad madura llena de ho-
         nores, ni los de la victorias de la política o de la guerra;
Más cuando declina la vida y se apaciguan todas las pasiones
        turbulentas
Cuando se cubre el cielo de la tarde de colores vistosos, eté-
        reos, silenciosos,
Cuando se nos inunda el cuerpo de dulzura, plenitud, sosiego,
        como de un aire refrescante y balsámico,
Cuando los días se visten de una luz más suave, y la manzana
         pende al fin del árbol, lograda, indolente, madura,
¡Entonces los días son fecundos, apacibles, los más felices
         de todos!
¡Los días tranquilos de la dulce meditación y de la dicha!

Aunque mi último pensamiento de esa noche antes de quedarme dormida, es para el recuerdo de Cooper corriendo feliz por la playa cuando, esa misma tarde y nada más llegar a Gijón, bajo con él a dar un breve paseo por la Playa de San Lorenzo... Y así me duermo, por fin, pensando en ese momento y  en todos los momentos dichosos que espero vivir todavía con él en la playa durante estos días en Gijón...

Hotel la Posada Regia.
Calle Regidores 9-11. 24003 León
http://www.regialeon.com/
*Cobran suplemento por el perro.



       

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