Viajes con mi perro

Hotel Juan II .Toro.

Llamo al Hotel Juan II en Toro (Zamora)para asegurarme que el tamaño de Cooper no va a suponer un inconveniente a la hora de pasar allí la noche. El tono amable de la persona que me atiende me tranquiliza y reservo una habitación para dos noches. Mi idea inicial es dedicar el primer  día a Toro y al día siguiente viajar hasta Zamora que sólo está a  unos 30 km  y regresar de nuevo a pasar la noche a Toro.

Cuando llego al hotel me quedo gratísimamente sorprendida pues éste tiene una ubicación privilegiada- más tarde pienso que la mejor de toda la ciudad- pues nada más descender del coche te topas enfrente con la magnífica Colegiata Santa Maria la Mayor y al lado una preciosa vista sobre la vega del río Duero.


Me dirijo desde la recepción a mi habitación que, aunque sencilla, me gusta pues es muy amplia. El cuarto de baño con ducha  también lo es y desde la ventana tengo una preciosa vista de la Colegiata, lo cual se me antoja un verdadero lujo, abro la ventana de par en par para que se cuele el silencio pues enfrente hay un jardín y el único sonido que me llega es el de los pájaros.. (enseguida pienso que el tener el jardín enfrente  resulta perfecto para que Cooper haga sus necesidades antes de retirarnos por la noche y a la mañana siguiente nada más levantarnos; ni que decir tiene que recogiéndolas en las bolsitas que para tal fin el ayuntamiento de Madrid tiene a bien darnos y de las que siempre voy bien provista ).
Hay también una TV. y conexión Wifi ; en cuanto al suelo es de terrazo lo que prefiero pues sin duda facilitará la limpieza de los pelos que sin poder evitarlo Cooper dejará en el suelo...

Al dar más tarde un paseo por los alrededores descubro que hay otra línea de habitaciones que dan a la ribera del Duero y que tienen terraza. Pienso que para ir con perro deben se mejores, en recepción me dicen que esos días están todas ocupadas. Al día siguiente, aprovechando que la Sra de la limpieza tiene la puerta abierta meto un momento la nariz y observo que son más pequeñas que la mía, pero aún así decido que la próxima vez que vuelva cuando haga la reserva solicitaré que me den una de ese tipo pues conociendo a Cooper sé que para él será un verdadero placer dormir fuera.

Si a esas alturas estoy pensando ya en volver es porque Toro tiene algo que ni yo misma sé explicarme que hace que me sienta a gusto y que me entren ganas de regresar. Supongo que el hotel tiene que ver porque aunque sencillo me siento muy a gusto en él quizás porque no sólo no me ponen inconvenientes para moverme con libertad con Cooper sino que además se muestran muy amables.

Así es que como y ceno en la cafetería sin problemas, charlo con un camarero encantador que me habla de su perro, me acerca un bebedero con agua para el mío y todo ello hace que me sienta muy a gusto. No obstante, mientras ceno pienso en que lástima que un hotel con una situación tan privilegiada tenga una cafetería con una decoración tan poco cuidada, de hecho tiene una terraza que ganaría muchísimo con pocos detalles;pienso en como mejoraría, en fin, con una decoración más esmerada.

Tras la cena- riquísimo el jamón ibérico y el queso- hablo un rato con una pareja de ingleses que me cuentan que han llegado a España en un ferry hasta Santander y que están recorriéndola de Norte a Sur en un tandem. Son encantadores y tienen ya una edad lo que me hace mirarles aún con más simpatía por la vitalidad que demuestran. Hablamos de su paso por las Alpujarras, de mi deseo de conocerlas, de los libros de Brenan y del éxito literario en Gran Bretaña de "Entre limones" el libro de Chris Stewart ex- batería del grupo Génesis que vive allí.

Ya en la habitación leo sobre Toro y me entero, por ejemplo, que la Colegiata comenzó a construirse en el SXII, enmarcándose su cimborrio dentro de un grupo conocido como Grupo de cimborrios leoneses formado además por los de las catedrales de Zamora, Plasencia y Vieja de Salamanca .También que el hotel se llama así en honor del rey Juan II de Castilla padre de Isabel la Católica que nació en Toro y que en fué también aquí donde se libró la batalla de Toro entre los Reyes Católicos y los partidarios de Juana la Beltraneja liderados por el rey Alfonso V de Portugal venciendo los primeros.


Al día siguiente por la mañana recibo una llamada que me obliga a adelantar mi regreso, así es que renuncio a mi visita a Zamora y tras terminar de visitar lo más importante de lo que ayer me señaló la señorita que me atendió en la oficina de Información y Turismo me dispongo hacer el equipaje.

Además de la maleta guardo los vinos, rillettes (me sorprendió encontrar este producto tan típicamente francés -una especie de paté blando y fibroso-de fabricación zamorana) y el Chocolate La Superlativa, buenísimo, que el día anterior compré en la tienda de ultramarinos al parecer más antigüa de Toro-Ultramarinos Félix Pérez-situada en la Puerta del Mercado, casi pegada a la Torre del Reloj. Por cierto que la Sra. que me atendió, muy amable, además de asesorarme de vinos me contó que en Toro hay en la actualidad 47 bodegas; también me contó que según la leyenda  para la fabricación de la argamasa de la Torre del Reloj se utilizó vino en lugar de agua por la gran cantidad que se producía y porque era más barato que subir agua del río Duero.



Ya en el coche hago unos kilómetros por una comarcal que me llevará hasta la A6, pero maravillada de lo bonito que está el campo decido dilatar un poco el regreso y decido ir a conocer Urueña… un pueblecito amurallado que  diviso desde el coche en lo alto y que no recuerdo donde leí que desde el año 2005 acoge un proyecto pionero en España, la Villa del Libro. El pueblo es muy bonito y está muy cuidado y el paisaje que se divisa desde la muralla es precioso: al fondo a lo lejos diviso la Ermita de Santa Maria de la Anunciada lo que al parecer constituye una rara joya del románico lombardo catalán


Hotel Juan II.Paseo del Espolón,1.

Tfno.980690300
www.hoteljuanii.com
*no piden suplemeto por el perro)
Ermita de Santa Maria de la Anunciada

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