Ya habían transcurrido tres días desde que habíamos llegado a Córdoba cuando Cooper se quedó cojo. Durante esos días habíamos recorrido juntos la ciudad, visitando los lugares más famosos y conocidos de la misma, pero también descubriendo rincones más alejados de los circuitos turísticos.
Por vivir hasta vivimos una Semana Santa adelantada, pues una noche nos topamos en el medio de la procesión de la hermandad de Jesús Caído que había salido para celebrar sus 250 años de historia.
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Plaza de las Tendillas. |
Sin embargo, debo confesar que no fue el arte sino el apetito lo que me llevó hasta allí, pues en esa plaza hay varias tabernas, una de ellas la famosa Taberna el Pisto. Aunque acabé por descubrir que en la de al lado, creo que se llama Taberna de la Esquina, sirven un salmorejo que me gustó más que el del Pisto; exquisitas me parecieron también las habitas con cebolla. Aunque el descubrimiento gastronómico más curioso fue el que hice en el Bar Santos, un bar situado en la Calle Magistral González Francés, nº3, en el lado este de la Mezquita, donde sirven una tortilla de un grosor enorme; según parece se elabora con 20 huevos y unos 5 Kilos de patatas cada una. Como el local es muy pequeño la mayoría de la gente estaba tomándola fuera; yo cumplí con el rito y la comí también en el exterior del bar, al lado de los muros de la Mezquita.
Durante esos días no noté nada que me hiciese sospechar que Cooper andaba mal de la pata. De hecho, en la mañana del día en que se quedó cojo, habíamos estado solos dando un hermoso paseo y cuando se echaba a descansar, lo atribuía al cansancio provocado por el calor que todavía hacía en eso días, a pesar de estar ya en Octubre.
La Torre de la Malmuerta, situada muy cerca de la Plaza de Colón que debe su nombre a la leyenda según la cual una mujer cordobesa fue asesinada a manos de su marido celoso. |
Templo romano de Córdoba, a su izquierda el edificio del Ayuntamiento. |
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Iglesia de San Pablo. |
Cuesta de Bailío. |
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Plaza de los Capuchinos, al fondo el Cristo de los Faroles. |
Plaza de la Corredera. |
También en esta plaza se encuentra la Posada del Potro, prototipo de una vivienda del siglo XIV y XV en la que se hospedó Cervantes, además de servirle de escenario en alguna de sus obras tal como se describe en una placa que aparece en la plaza.
Y otros tan conocidos como la Plaza de Tiberíades donde se encuentra el monumento dedicado a Maimónides, filósofo y médico judío nacido en Córdoba. Fue en Córdoba donde nacieron también el filósofo y médico Averroes y el filósofo estoico Séneca.
Recorremos sus más de 300 metros desde la Puerta del Puente hasta llegar hasta la Torre de Calahorra, sin que Cooper de señal alguna de que algo no anda bien en su pata.
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Escultura del Arcángel San Rafael, Custodio de Córdoba, en el Puente Romano. |
Calle Cairuán. |
Así es que a la mañana siguiente lo saco el tiempo estrictamente necesario para que haga sus necesidades a los Jardines de la Merced, para luego acercarme sola a visitar el Palacio de Viana. Monumento Histórico Artístico Nacional en 1981 y Jardín Histórico Artístico en 1983, es famoso por albergar 12 patios conectados entre sí; por ese motivo se conoce también como el Museo de los Patios.
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Desde el Palacio de Viena me acerco a la Plaza del Conde de Priego donde han erigido un horrible monumento a la memoria del torero Manolete nacido en 1917 en el barrio de Santa Marina donde me encuentro; a su lado está la Plaza de Santa Marina, donde se encuentra otra de las iglesias fernandinas, la Iglesia de Santa Marina.
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Iglesia de Santa Marina. |
Y así, un rato más tarde, estoy paseando de nuevo por el corazón de Córdoba, la antigua judería, donde se encuentran muchos de los principales monumentos cuyo conjunto histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994, aunque ya en 1984 lo había sido la Mezquita Catedral.
Mi paseo me lleva hasta la Calle Judíos en cuyo número 20 se encuentra la Sinagoga. Única en Andalucía y construida en el S. XIV, sirvió de templo hasta la expulsión de los judíos en 1492. A la derecha del vestíbulo hay unas escaleras que conducen a la zona femenina.
Y desde ahí me dirijo a la Mezquita. Fue Abderramán I quien inició la construcción del primitivo templo en el año 785, tras la invasión musulmana de la Península Ibérica, en el lugar que ocupaba la basílica visigoda de San Vicente. El edificio ha ido evolucionando a lo largo de los siglos siendo en el siglo XV cuando se construyó una catedral en el corazón de la Mezquita.
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Puerta de San Ildefonso. |
Al hacerlo, y a pesar de que ya había visitado hace unos años la Mezquita, experimento una fuerte impresión, los ojos se me llenan de lágrimas- ¿el síndrome de Stendhal??-, recorro en ese de emoción el interior entre las miles de columnas sobre las que se apoyan arcos de herradura de dos colores.
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Sé que es algo relativamente frecuente en perros de su raza y tamaño, pero también que ello no deja de ser un síntoma claro de envejecimiento y sin poder evitarlo experimento una cierta "tristeza anticipatoria" pensando en el día en que desaparezca de mi vida.
Por eso en cuanto visito el Alcázar de los Reyes Cristianos, una antigua fortaleza que se convirtió en residencia de los Reyes Católicos durante 8 años, vuelvo impaciente a la Plaza de Colón para recogerlo y pasar con él el resto de la tarde.
En el Paseo de los Reyes se hayan varias esculturas de diferentes monarcas que contribuyeron en la construcción del Alcázar.
Cristobal Colón, pasó parte de su vida en Córdoba bajo la protección de los Reyes Católicos quienes le recibieron precisamente en el Alcázar donde les expuso su proyecto.
Al fondo, conjunto escultórico que representa a los Reyes Católicos recibiendo a Cristobal Colón. |
En el camino de regreso vuelvo a pensar en él y en que con toda probabilidad a mucha gente le resultará difícil comprender que pueda entristecerme tanto verle envejecer.
Al fin y al cabo Cooper es solo un perro.
-Pero es el perro con el que he recorrido media España.
-El perro que cuando se adelanta en nuestros paseos juntos y le digo "espera"se detiene y posa para mí.
-Es el perro que si va mi lado y observa que me detengo para hacer una fotografía se detiene, y sólo vuelve a reiniciar el camino, cuando oye el click que hace la máquina en cuanto he disparado la foto.
-Es el perro que me acompaña a hacer recados y que espera pacientemente en la puerta de las tiendas que no le dejan pasar.
-Es el perro que espera sentado en el interior de las tiendas en las que le dejan entrar y sólo se levanta cuando me oye decir "gracias", porque sabe que eso significa que he terminado de hacer la gestión.
-Es el perro que me saca de paseo cada día con todos los beneficios de todo tipo que ello conlleva.
-El que me lleva a sitios que, de no estar él, yo no iría.
-Es el perro que hace que esté atenta en nuestros paseos a detalles que sin él seguramente no observaría (la luz de ese día, el color de la vegetación...).
-Es el perro gracias al cual hablo con gente encantadora que sin estar con él pasarían cerca de mí sin ni tan siquiera mirarnos.
-Es el perro que el par de veces que me puse muy enferma en estos siete años juntos, se tumbó a los pies de mi cama, haciendo gala de una paciencia infinita, hasta que a duras penas me levantaba yo de la cama para sacarlo.
-Es el perro que le encanta acompañarme "de cañas" pues sabe que siempre acaba "por caerle algo".
-Es el perro que sabe- no puedo entender cómo diantres lo sabe- cuando he quedado con alguien (¿quizás por qué me suelo poner zapatos de tacón que hacen ruido en el suelo? ) y se dirige a la puerta con cara triste como diciéndome, "por favor, llévame contigo".
-Es el perro que si suena el móvil y ese día lo llevo conmigo, sale moviendo el rabo y buscando a la persona que me ha llamado, porque siempre me cito con mis amigos en la plaza de debajo de mi casa y él sabe asociar esa llamada a mi cita con mis amigos.
-Es el perro que se dirige a la cocina en cuanto oye la cucharilla haciendo ruido contra el cristal del yogur porque le encanta y quiere compartirlo conmigo.
-Es el perro que el día en que yo estaba sollozando por acabar de enterarme del fallecimiento de mi madre, se levantó del rincón donde dormía para cubrirme las manos de lametones, según el relato conmovido de la persona que vino a darme la noticia.(yo estaba tan conmocionada que ni tan siquiera me enteré de su gesto de consuelo).
-Es el perro, en fin, que me ha "domesticado"...
(¿Qué significa domesticar?
-Es algo demasiado olvidado-dijo el zorro-. Significa crear lazos...
-¿Crear lazos?
- Claro-dijo el zorro-Para mí, tú no eres todavía más que un niño parecido a cien mil niños. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. Para ti no soy más que un zorro parecido a cien mil zorros. Pero si me domesticas, nos necesitaremos el uno al otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo...: El Principito. Antoine de Saint-Exupery. Lyon 1900/Marsella 1944)
Así es que regreso impaciente a casa de mi amiga y en cuanto llego, bajo con él a los Jardines de la Merced también conocidos por Jardines de Colón. Apenas nos separan unos metros, desde la casa al parque, que Cooper recorre con dificultad.
Lo curioso, es que a pesar de la pena que me da verlo así, guardo un recuerdo muy feliz del par de horas que estuvimos allí, quizás porque como me ha sucedido ya en otras ocasiones en su compañía -decididamente lo voy a nombrar mi maestro zen- conseguí entrar en un estado contemplativo que hizo que el tiempo dejase de existir y el discurso racional se detuviese. Allí sentada con él a mis pies entré en un estado meditativo en el que nada existía excepto lo que veía ante mis ojos...Mirar...escuchar...callar..., al fin y al cabo ¿no consiste en eso meditar?.Y yo tan dada a caer en fantasías, proyecciones futuras, vueltas al pasado, me siento feliz cuando consigo estar plenamente presente y es él, que lo está siempre, quien consigue llevarme en ocasiones a ese estado de nirvana.
Cooper se refresca en la fuente dedicada a la mujer cordobesa, situado en una de las puertas de acceso a los Jardines de Colón. |
Y así, nuestra estancia en Córdoba empieza a llegar a su fin... Al día siguiente descubro, descorazonada, que Cooper sigue sin experimentar ninguna mejora, así es que le vuelvo a bajar al parque un rato y tras acercarme sola a visitar el interior del convento barroco de la Merced, actualmente sede de la Diputación, cargamos las maletas en el coche e iniciamos el regreso a Madrid.
Hoteles que admiten perros en Córdoba:
Hotel Hospes Palacio de Bailío
Teléfono: 957 49 89 93
http://www.hospes.com/cordoba-palacio_bailio/default-en.html
Hotel NH Collection Amistad Córdoba
Teléfono: 957 42 03 35
http://www.nh-collection.com/hotel/nh-collection-amistad-cordoba
Hotel Abetos del Maestre Escuela
Teléfono: 957 76 70 63
http://www.hotelabetos.com/
Teléfono: 957 43 46 93
http://www.abadihotel.com/es?locale=es
*Sólo admite perros lazarillo.
Hotel Sercotel Selu
Teléfono: 957 47 65 00
http://www.hotelselu.com/
Hotel Molino la Nava
Montoro. Córdoba
Teléfono: 957 33 60 41
http://www.molinonava.com/
Hotel Monasterio de San Francisco
Palma del Río. Córdoba.
Teléfono: 957 71 01 83
http://www.monasteriodesanfrancisco.es/
Apartamentos que admiten perros:
Los Patios de la Judería
http://lospatiosdelajuderia.com/espanol/Bienvenida.html