Viajes con mi perro

Pastrana y Brihuega.


Hace tiempo que una amiga y yo planeamos encontrarnos a solas, en lugar de en compañía del grupo con el que solemos vernos, para hablar con más intimidad de nuestras decepciones, soledades y otros boleros…A las dos se nos ocurre que en lugar de citarnos para comer juntas o tomar un café, podría ser una buena idea el hacer una excursión a cualquier sitio de los alrededores de Madrid que no esté a mucha distancia de esta última ciudad.

Como las dos hemos leído el libro que sobre la Princesa de Éboli ha escrito Almudena de Arteaga, se nos ocurre que un buen destino podría ser Pastrana, la localidad de Guadalajara en la que murió la princesa en 1592 y que está a un poco más de una hora de Madrid. No obstante, a pesar de la cercanía, la última parte del trayecto se nos hizo un poco largo pues el último tramo de la carretera, aunque muy bonito, discurre con muchas curvas.

La villa ducal de Pastrana está situada en la comarca de la Alcarria y fue declarada Conjunto Histórico Artístico en 1966. Su época de máximo esplendor fue durante el siglo XVI, época durante la cual se realizaron las grandes obras de la villa de la mano de los duques de Pastrana.



Dejamos el coche aparcado en una plaza que hay a la entrada del pueblo que tiene el curioso nombre de la Plaza del Moco y enseguida cogemos la calle Princesa de Éboli, nos detenemos unos minutos frente al Palacio Viejo que se encuentra en esa calle y desembocamos finalmente en la Plaza de la Hora ("A la mañana siguiente, cuando el viajero se asomó a la Plaza de la Hora, y entró de verdad para su uso, en Pastrana, la primera sensación que tuvo fue la de encontrarse con una ciudad medieval, una gran ciudad medieval": Camilo José Cela, Viaje a la Alcarria /1948)

Es en esta plaza donde se encuentra el Palacio Ducal que es uno de los monumentos más significativos de la villa, siendo en este palacio donde la Princesa de Eboli pasó en arresto domiciliario sus últimos 11 años de vida por orden de Felipe II. El único privilegio que le concedió durante ese tiempo, fue el de salir una hora al día a la ventana de la fachada que da a la plaza, de ahí que sea conocida por el nombre de la Plaza de la Hora.




Ana de Mendoza de la Cerda que es como se llamaba la Princesa de Éboli, pertenecía a una de las familias castellanas más poderosas de la época, los Mendoza, casándose muy joven con el Príncipe de Éboli, Ruy Gómez de Silva, con el que tuvo varios hijos. La unión fue proyectada por Felipe II estableciendo durante su estancia en la corte una estrecha amistad con la reina Isabel de Valois, tercera esposa del rey.

La princesa ha pasado a la Historia como una mujer de gran belleza aunque en los retratos que se conservan siempre aparece con un parche en un ojo presumiblemente por alguna tara en un ojo.

A la muerte de su esposo se retiró al Convento de las Carmelitas que había sido fundado a expensas suyas por Santa Teresa. Después de 6 meses de agitada vida conventual fue obligada por el rey a abandonar los hábitos. A raíz de su regreso de la corte comenzó una etapa caracterizada por la intriga y el escándalo.

Su estrecha relación con el secretario del rey Felipe II, Antonio Pérez, del que se dice pudo ser su amante, acabó  por mezclarla en los oscuros sucesos que acabaron con la caída de este último. Harto de sus intrigas palaciegas, Felipe II ordena su arresto en 1579 primero en el Torreón de Pinto, más tarde en la Fortaleza de Santorcaz para ser finalmente trasladada al Palacio Ducal en 1581, donde muere 11años más tarde en 1592.


Nosotras tras rememorar alguno de estos datos de la biografía de la Princesa de Éboli frente al palacio donde estuvo encerrada, salimos de la Plaza de la Hora y tomamos la Calle Mayor para dirigirnos hasta la Iglesia Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción, edificio gótico renacentista donde reposan los restos de la princesa y su marido. Fue fundada en 1569 por Ruy Gómez de Silva y su interior alberga el Museo Parroquial destacando la colección de tapices góticos de Alfonso V de Portugal.



En su momento de máximo esplendor llegó a albergar hasta 50 clérigos que dormían en la casa de ladrillo que se levanta frente a la puerta principal.

Casa de los Clérigos.
Después de visitar el interior de la Colegiata nos vamos hacia la Calle de la Palma ya que en ella se encuentran varios edificios interesantes, La Casa de la Inquisición, La Casa del Caballero Calatravo, La Sinagoga Judía y El Palacio de los Burgos.

Calle de la Palma.

Desde la Calle Palma desembocamos en una placita donde se encuentra La Fuente de los Cuatro Caños del siglo XVI y desde ahí volvemos a la Calle Mayor para buscar algún sitio donde nos dejen comer con Cooper;  en el número 36 encontramos una taberna antigua, Casa Seco, donde comimos estupendamente por un precio muy razonable y donde nos dejaron entrar con Cooper sin problemas.

Fuente de los Cuatro Caños.
De camino a la Plaza del Moco para recoger nuestro coche y proseguir nuestra excursión, hacemos una parada en la Casa de Moratín donde el escritor escribió alguna de sus obras más famosas como "El si de las niñas". Nacido en Madrid, Leandro Fernández de Moratín (Madrid 1760/ París 1828) pasó largas temporadas en Pastrana de donde era originaria su abuela paterna y donde adquirió una casa que reedificó y amuebló así como la huerta anexa.


Yo había pensado en aprovechar esta excursión para acercarnos a conocer el Hotel Rural las Nubes que admite perros, del que tengo muy buenas referencias y que se encuentra en Albalate de Zorita, una localidad que está a 16 km. de Pastrana.

Pero en el último momento decidimos acercarnos a Brihuega que está a más distancia. La verdad es que se nos hizo un poco largo el trayecto, pero el camino nos pareció tan precioso que nos compensó. Circulamos por carreteras en linea recta bordeadas por árboles que no supimos identificar. De pronto, nos llamó especialmente la atención uno aislado en medio del campo, así es que nos detuvimos para fotografiarlo. La belleza y el sosiego del campo me envolvió en cuanto descendí del coche, así es que le pedí a mi amiga que bajase ella también para disfrutar al menos durante unos momentos de tanta belleza. También bajó Cooper que se puso a olfatear y rastrear el suelo indiferente a todo lo que no fuesen nuevos olores y tierra que escarbar .

Recorremos los 53 km que nos separan de Brihuega y cuando llegamos aparcamos el coche en la Plaza de San Felipe frente a la iglesia del mismo nombre del S.XIII, de estilo románico de transición al gótico.

Iglesia de San Felipe.
Y desde ahí vamos caminando hasta llegar al Prado de Santa Maria donde se ubica el recinto amurallado del Castillo de la Piedra Bermeja hoy en día cementerio municipal. Sobre el primitivo fortín de los árabes se añadieron estancias en el XII y posteriormente en el XIII.

Junto al Castillo se encuentra la Iglesia de Santa Maria de la Peña, construida a principios del siglo XIII y que conserva en su interior la imagen de la Virgen de la Peña, patrona de Brihuega.


Pero antes de llegar a esta encantadora y empedrada plaza, rodeada de árboles, nos hemos detenido frente la Fuente de los Doce Caños, también conocida por el nombre de Fuente Blanquina, una de las muchas fuentes que pueden verse en Brihuega. Cuenta con veinticuatro caños, doce en la parte frontal y doce que abastecen al lavadero municipal que está justo al lado y es una de las más antiguas de Brihuega ya que se menciona en algún documento del siglo XVI, además de la de mayor tamaño.

La Fuente de los Doce Caños.
También hemos atravesado para llegar al Prado de Santa Maria, la Plaza del Coso que es la Plaza Mayor donde se encuentra el edificio del Ayuntamiento reconstruido en 1975.

Nosotras hemos entrado por la Calle Mayor, desde esa calle dos fuentes jalonan la entrada a la plaza. Al lado del Ayuntamiento se encuentra la entrada a las Cuevas Árabes que fueron construidas entre los siglos X y XI y constituyen un laberinto de galerías subterráneas que recorren el subsuelo con una longitud de  unos 8 Km. Aunque hay diferentes explicaciones acerca de para qué fueron construidas parece claro que se utilizaron a modo de bodega para conservar los alimentos como aceite, vino y aguardientes dada la temperatura constante en su interior



Sin embargo, en mi memoria el tiempo pasado en Brihuega parece haberse quedado detenido, sobre todo, en el Prado de Santa María donde se ubican el castillo y la iglesia. Quizás porque cuando finalmente llegamos allí empieza a oscurecer y todo el entorno queda envuelto por una luz y quietud que me encanta.



Cooper al lado de la Fuente de Santa María ubicada en el Prado de Santa María
Muy cerca de donde estamos, sentados en un banco de la plaza un grupo de vecinos hablan con la misma tranquilidad y sosiego que parece envolver ese momento. Comienzan una breve conversación conmigo empezando ésta por una pregunta recurrente cuando hablo con extraños y voy acompañada por Cooper - ¿de qué raza es este perro?.

Descubro en su discurso un deje de orgullo al hablar de Brihuega y los sitios bonitos que ofrece al visitante. Mientras hablo con ellos me pregunto si todo ese punto de serenidad y paz que todos buscamos no será más fácil de encontrar llevando una vida sencilla en un pueblo pequeño como éste, y disfrutar de pequeños placeres como poder reunirte una tarde cualquiera en una placita tranquila y silenciosa como ésta para charlar tranquilamente con alguno de tus vecinos…Supongo que es una tontería y que el sitio importa menos de lo que creemos, pero en cualquier caso guardo el recuerdo de esos vecinos sentados plácidamente en un banco de esta plaza como una imagen de felicidad.

Poco a poco la luz se diluye en el crepúsculo y pienso que es hora de iniciar el regreso, así es que me reúno con mi amiga que está hablando por el móvil y juntas nos vamos a recoger el coche que hemos dejado aparcado en la Plaza de San Felipe;  decidimos por tanto y dada la hora, renunciar a visitar la antigua  fábrica de Paños fundada por Carlos III un edificio de planta redonda que cuenta con un jardín versallesco en los alrededores y que es otro lugar de interés de la villa. Un lugar para morir de amor en la adolescencia según palabras de Camilo José Cela.(La Coruña 1916/Madrid 2002)

Y una hora más tarde y, ya de noche, llegamos a Madrid...(Dos años más tarde de escribir esta entrada leo una noticia acerca de la plantación de lavanda que hay en esta localidad y del Festival de la Lavanda que se realiza cada verano. Las entradas se venden en www.ticketea.es
El lugar los Campos de lavanda de Brihuega. Carretera GU-925-Malacuera; Km 7,7)



Hotel Rural las Nubes.
Albalate de Zorita. Guadalajara.
Teléfono: 630 119 343
Reservas: 900 850 333
http://www.casarurallasnubes.com/

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